Acostumbrado a no dar mi número celular a muchas personas, tratando de resguardar el tiempo que puede quitarme el responder llamadas indeseadas, me rendí ante la tentación de un par de chicas atractivas recientemente conocidas en Santiago City.
Nunca pensé el costo que esto podría traer. Lo sabría pronto. Poco a poco, comencé a recibir llamadas completamente de carácter obsceno, y aunque eran llamativas las frases que emitían unas singulares damas, de cuestionable reputación, me extraño la continuidad con que se daban estos contactos.
Al tiempo, según comentaban mis amigos cercanos, no se podían concretar las llamadas que realizaban a mi número. Enigmático fue darme cuenta que al llamar a mi número respondían otras personas.
Pensando que lo anterior, respondía a lo antiguo de mi equipo (seis años con el dispositivo), me dirigí a la empresa que provee el servio. Hablo de Smartcom, una más de las empresas con mala reputación, particularmente por la deficiente cobertura que alcanza la señal en múltiples puntos, no tan sólo de la capital, sino de todo Chile.
Cuando conseguí cambiar el aparato, la sorpresa llegó al momento en que consulte la cantidad de minutos realizados desde mi número: 2.547 minutos. Al continuar la indagación de este incidente, que produjo inmediato indignación, me enteré que existía una boleta pronta a emitir por nada más ni nada menos que $247.532.
Apesadumbrado ante tal evento, realicé los tramites para bloquear el número y las consultas respectivas para dar solución a este lamentable hecho. Pese a todas las advertencias de mis amigos y amigas, tenía esperanza de salir impune ante tal excesivo cobro.
Puedo dar fe que Smartcom acepto toda la responsabilidad del caso, cambio mi equipo y ofreció darme un nuevo número. Por lo anterior, amig@s puedo decirles que ante tal problema no duden ni teman realizar todas las gestiones pertinentes para llevar a buen puerto dicha anomalía, pues, según confesó uno de los expertos ejecutivos de la empresa, que responde al nombre de ‘’Max’’, en la sucursal de la calle Estado de la empresa telefónica, día a día son más los número clonados por hábiles individuos que hallaron una veta explotable entre su amplio prontuario delictivo.
Nunca pensé el costo que esto podría traer. Lo sabría pronto. Poco a poco, comencé a recibir llamadas completamente de carácter obsceno, y aunque eran llamativas las frases que emitían unas singulares damas, de cuestionable reputación, me extraño la continuidad con que se daban estos contactos.
Al tiempo, según comentaban mis amigos cercanos, no se podían concretar las llamadas que realizaban a mi número. Enigmático fue darme cuenta que al llamar a mi número respondían otras personas.
Pensando que lo anterior, respondía a lo antiguo de mi equipo (seis años con el dispositivo), me dirigí a la empresa que provee el servio. Hablo de Smartcom, una más de las empresas con mala reputación, particularmente por la deficiente cobertura que alcanza la señal en múltiples puntos, no tan sólo de la capital, sino de todo Chile.
Cuando conseguí cambiar el aparato, la sorpresa llegó al momento en que consulte la cantidad de minutos realizados desde mi número: 2.547 minutos. Al continuar la indagación de este incidente, que produjo inmediato indignación, me enteré que existía una boleta pronta a emitir por nada más ni nada menos que $247.532.
Apesadumbrado ante tal evento, realicé los tramites para bloquear el número y las consultas respectivas para dar solución a este lamentable hecho. Pese a todas las advertencias de mis amigos y amigas, tenía esperanza de salir impune ante tal excesivo cobro.
Puedo dar fe que Smartcom acepto toda la responsabilidad del caso, cambio mi equipo y ofreció darme un nuevo número. Por lo anterior, amig@s puedo decirles que ante tal problema no duden ni teman realizar todas las gestiones pertinentes para llevar a buen puerto dicha anomalía, pues, según confesó uno de los expertos ejecutivos de la empresa, que responde al nombre de ‘’Max’’, en la sucursal de la calle Estado de la empresa telefónica, día a día son más los número clonados por hábiles individuos que hallaron una veta explotable entre su amplio prontuario delictivo.
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